La última versión de Don Carlo de Verdi debuta en el Teatro Real de Madrid
Conocida como la versión de Módena en 5 actos de Don Carlo de Verdi, la producción concebida por David McVicar se presentará por primera vez en el Teatro Real en 14 funciones. Nicola Luisotti dirigirá el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, junto a tres repartos que reúnen algunos de los más importantes intérpretes verdianos de la actualidad.
Entre los días 18 de septiembre y 6 de octubre, el Teatro Real ofrecerá 14 funciones de Don Carlo de Giuseppe Verdi, inaugurando su temporada nº 23 desde la reapertura del escenario madrileño. Sus Majestades los Reyes presidirán el próximo miércoles, 18 de septiembre, la inauguración de la temporada de ópera en el Teatro Real, con el estreno de Don Carlo.
Don Carlo, ópera número 23 de las 26 compuestas por Verdi, es la más larga de su catálogo y la que fue sometida a un mayor número de revisiones: en un lapso de casi 20 años, de 1867 a 1886, el compositor escribió diferentes versiones intentando encontrar el equilibrio dramatúrgico y musical de la partitura, que se vio afectada, desde su génesis, por las imposiciones de los teatros.
Verdi retoma sus temas recurrentes ─la lucha entre los sentimientos íntimos y el deber político, el ansia de libertad frente al poder opresor, los ideales revolucionarios, los amores prohibidos, la relación paterno-filial, la amistad, etc.─ a través de la sensibilidad e ímpetu románticos de Friedrich Schiller, que ya había inspirado tres óperas anteriores: Giovanna D´Arco, I Masnadieri y Luisa Miller. Partiendo de su drama Dom Karlos, Infant von Spanien, el compositor vuelve a acercarse al universo español que, con mayor o menor fortuna, impregnó otros cuatro títulos de su catálogo: Ernani, Il trovatore, Simon Boccanegra y La forza del destino.
Escrita para la Ópera de París, donde triunfaba la grand opéra, con sus cánones grandilocuentes (temas históricos o mitológicos, grandes masas corales y sinfónicas, ballets, etc.), la primera versión de Don Carlo, con libreto original en francés de François Joseph Méry y Camille du Locle, se estrenó en 1867, con gran pompa y boato, incluyendo la presencia de la familia real francesa.
Contrariado con las imposiciones de la Ópera de París y disgustado con las diversas adaptaciones y versiones de la ópera en italiano, Verdi decide reducir la duración de la obra para facilitar su difusión y evitar que cada teatro cortase la partitura a su antojo: nace así la llamada ‘versión de Milán’, de 1884, en la que se suprimen el primer acto, el ballet, etc. Esta versión en cuatro actos, más corta, más ágil, pero más débil dramaturgicamente, es la que se ha presentado en el Teatro Real en 2001 y en 2005, con puesta en escena de Hugo de Ana.
Dos años después del estreno de la versión de cuatro actos, Verdi vuelve a revisar la partitura restituyéndole el primer acto, llamado de Fontainebleau, para dar una mayor consistencia dramatúrgica a la obra, ya que en él se perfila el contexto histórico y el entramado de las relaciones entre los personajes que propician el devenir del drama. Nace así la llamada ‘versión de Módena’, de 1886, con cinco actos y sin ballet, que ahora se podrá ver en el Teatro Real, con puesta en escena de David McVicar, que ha dirigido en anteriores temporadas Otra vuelta de tuerca (2010), La traviata (2015), Rigoletto (2015) y Gloriana (2018).
En un decorado monumental, gélido, opresivo y simbólico de Robert Jones ─que ‘materializa’ el enorme peso del poder religioso y político que caracterizó el reinado de Felipe II─ se suceden con fluidez los distintos espacios en los que se desarrolla la trama, cuya época es evocada por los trajes suntuosos diseñados por Brigitte Reiffenstuel.
Como en la producción de Gloriana de Benjamin Britten, aclamada en 2018, McVicar, Jones y Reiffenstuel logran crear la atmósfera idónea para la introspección psicológica de los personajes, que, en Don Carlo, reflejan, más que en otras óperas de Verdi, sentimientos contradictorios y complejos, con implicaciones éticas, morales y sentimentales que les alejan de la dicotomía entre buenos y malos de títulos anteriores.
Nicola Luisotti, que la pasada temporada dirigió Turandot de Giacomo Puccini, en la alabada producción concebida por Bob Wilson, dirigirá su cuarto título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, después de Il trovatore (2007), Rigoletto (2015) y Aida (2018).
Estará al frente de tres repartos, cuyos cantantes, mayoritariamente conocidos por el público del Teatro Real, se alternarán en los papeles del sexteto protagonista: Marcelo Puente, Andrea Carè, Alfred Kim y Sergio Escobar(Don Carlo); Maria Agresta, Ainhoa Arteta y Roberta Mantegna (Elisabetta de Valois); Luca Salsi, Simone Piazzola y Juan Jesús Rodríguez (Rodrigo, marqués de Posa); Ekaterina Semenchuk, Silvia Tro Santafé y Ketevan Kemoklidze (La princesa de Éboli); Dmitry Belosselskiy, Michele Pertusi y Dmitry Ulyanov (Filippo II); y Mika Kares y Rafał Siwek (El gran Inquisidor).