«El holandés errante»: El Theatro Municipal de São Paulo presenta una nueva producción
El holandés errante (o El buque fantasma), escrita y compuesta por Richard Wagner, contará con la dirección escénica del argentino Pablo Maritano. La producción trae referencias del siglo XX y la estética de las novelas gráficas para contar la famosa leyenda del Holandés Errante. El escenario del Theatro Municipal de São Paulo presentará funciones los días 17, 18, 19, 21, 22, 24 y 25 de noviembre, cerrando la temporada de ópera en 2023.
En una gran producción, Der Fliegende Hollander (El barco fantasma), un clásico en tres actos con composición musical y libreto de Richard Wagner, tendrá una nueva puesta en escena en el Theatro Municipal de São Paulo, en una hermosa mezcla entre la trama que va del realismo a la ficción fantástica, y la inspiración en las novelas gráficas y la Escandinavia del siglo XX en su concepción visual. En el escenario, la tecnología multimedia de las proyecciones ayudará a contar la historia del marinero maldito.
Con dirección escénica del argentino Pablo Maritano, responsable de la puesta en escena de El Caballero de la Rosa en el Theatro Municipal en 2022, la ópera contará con la dirección musical de Roberto Minczuk con la Orquesta Sinfónica Municipal, Mário Zaccaro como director del Coro Lírico y Desirée Bastos en la escenografía y vestuario.
Con dos elencos, los días 17, 19, 22 y 25, las actuaciones incluyen a los solistas: Hernán Iturralde en el rol de El Holandés; Carla Filipcic como Senta; Kristian Benedikt como Erik. Mientras que los días 18, 21 y 24, el espectáculo contará con Rodrigo Esteves en el papel de El Holandés; Eiko Senda interpretando el papel de Senta; Ewandro Stenzowski como Erik. Y en todas las fechas: Luiz-Ottavio Faria como Daland; Giovanni Tristacci en el papel de timonel; y Regina Mesquita interpretando a María. La presentación tiene una duración total aproximada de 140 minutos, sin intermedio.
La ópera El holandés errante está ambientada en un pueblo pesquero de Noruega, donde un navegante holandés maldecido por blasfemar contra Dios está condenado a vagar por el mar eternamente a menos que encuentre una mujer que le dé amor eterno. Al llegar al puerto, el holandés ofrece una fortuna en oro y joyas a Daland, otro navegante, a cambio de la mano de su hija, Senta. La niña ya conocía la leyenda del marinero maldito, pero es cortejada por Erik, un cazador, que se pone celoso cada vez que hace referencia al holandés, ya sea admirando su retrato o cantando la famosa Balada del holandés.
En su autobiografía Mein Leben (Mi vida), publicada en 1839, Wagner cuenta que viajó por Noruega en un viaje en barco con su esposa, la actriz Wilhelmina Planner, motivado por la huida del compositor debido a una gran acumulación de deudas. El músico y su esposa desafiaron una tormenta a bordo, remitiendo al alemán a la leyenda del navegante maldito. Años más tarde, admitió que se enteró de esta historia a través de la versión del poeta alemán Heinrich Heine. En cualquier caso, El barco fantasma fue para Wagner una obra decisiva en su carrera. «A partir de ahora comienza mi carrera como poeta, me despido de la mera posición de constructor de textos para la ópera», escribió en el texto Eine Mitteilung an meine Freunde (Un mensaje a mis amigos) en 1851.
Es entendiendo la importancia de esta ópera para el compositor, y para la música occidental en su conjunto, que Pablo Maritano, director escénico, explica el lema de la producción. «Fue, como dijo Ernst Bloch, que es con la Fliegende Holländer que ‘Wagner se descubrió a sí mismo’. El viaje del holandés marca el inicio del viaje wagneriano en la creación operística», señala.
Esta nueva etapa del compositor se expresa en ciertas innovaciones: utiliza el recurso del leitmotiv, temas musicales fragmentados, que llevan la narración dramática con su carga identitaria. A veces son personajes, a veces son ideas, a veces son objetos. Por otro lado, tenemos el mar, que, aunque no tiene ningún motivo musical, impregna toda la obra: es el marco de toda la obra, con su hostilidad amenazadora.
«También es la presentación del tema de los marginados, tanto en holandés, cuyo nombre ni siquiera conocemos, como en Senta, son dos personas que son completamente incomprendidas», explica Pablo. Personas que vivirán sus dificultades hasta encontrar la redención en una causa sumamente noble: el amor.
Para Desirée Bastos, diseñadora de vestuario y escenógrafa, la producción tendrá un tono que contrasta la dureza y el realismo del mundo común con el tono «sobrenatural» del holandés. «La idea de la realidad fantástica comienza con la llegada del holandés. Él es el elemento que va a traer esa magia al espacio. La idea de trabajar con vestuarios más realistas es que cuando sean testigos de la llegada de este holandés haya un contraste, y en el escenario todo el universo de proyecciones que estarán inspiradas en el universo de las novelas gráficas», explica.
De esta manera, la concepción de la nueva producción optó por anclarse en un tiempo que podría estar entre el periodo en el que se compuso la obra y nuestros años actuales, centrándose en referencias más del siglo XX. lo que dará mucha idea de invierno, haciendo referencia al lugar escandinavo de donde proviene la leyenda.
Según Andrea Caruso Saturnino, directora del Theatro Municipal de São Paulo, el cierre de la temporada representa la gran conclusión de otro año de exitosa temporada lírica. «Fue un año marcado por la diversidad, tuvimos una ópera brasileña inédita, cuatro de las ocho producciones operísticas fueron dirigidas por mujeres, incluidas las óperas Fora da Caixa e incluso hicimos una versión histórica de O Guaraní con una concepción de Ailton Krenak», recuerda.
Fue en la temporada de 1957 que el público paulista vio por primera vez El barco fantasma. Esta última se estrenó en el Theatro Municipal de São Paulo el 17 de agosto de 1957, con la Compañía de Ópera Alemana, la Orquesta Sinfónica Municipal y los Coros Municipales dirigidos por el maestro Alexander Krannhals. Desde entonces hemos tenido otras dos producciones, en 1977 y 1984.
«Elegimos cerrar con un clásico muy querido. Wagner es un músico que forma parte del Theatro Municipal de São Paulo desde su arquitectura: quien sube las escaleras de la Sala de Conciertos puede ver dos paneles que representan escenas de la mitología nórdica que aluden a las óperas del compositor alemán», concluye la directora. Entre obras nuevas y montajes de obras imprescindibles, el Municipal continúa con su objetivo de llevar la música operística a uno de los principales escenarios de Brasil, una oportunidad única para revisar o incluso conocer un clásico en su mejor forma.
Para obtener más información sobre los espectáculos, consulte el programa completo a continuación o visite el sitio web oficial del Teatro.