René Jacobs y la Freiburger Barockorchester presentan en el Liceu «Idomeneo» (Mozart) en versión concierto

René Jacobs y la Freiburger Barockorchester presentan en el Liceu «Idomeneo» (Mozart) en versión concierto

El maestro belga René Jacobs vuelve a colaborar con el Liceu con Idomeneo de W. A. Mozart después de haber presentado la Trilogía de Orpheus (Telemann, Gluck i Monteverdi). Llega el turno de Idomeneo, la joya operística del joven Mozart de veinticuatro años, considerada musicalmente extraordinaria y una de las creaciones centrales del siglo XVIII. El reparto está encabezado por el tenor Ian Koziara en el papel del rey Idomeneo, que vuelve a Creta después de luchar durante años en la guerra de Troya. Su hijo, Idamante, será interpretado por la mezzosoprano Olivia Vermeulen y la soprano Polina Pastirchack será la princesa troyana Ilia, cautiva en Creta y que ama Idamante. Los papeles principales se completan con Kateryna Kasper, que encarna Elettra y que protagoniza la derrota sentimental a partir de un triángulo amoroso.

 

Idomeneo de Mozart vuelve al Gran Teatre del Liceu con un elenco encabezado por Ian KoziaraOlivia VermeulenPolina Pastirchack y Kateryna Kasper, bajo la dirección de René Jacobs al frente de la Freiburger Barockorchester. La ópera, que se representará en versión concierto el 29 de enero de 2025, se ambienta en la antigua isla de Creta, inmediatamente después de la Guerra de Troya, uno de los episodios más conocidos de la mitología griega. Sitúa sus acontecimientos en un contexto mitológico que combina el retorno del rey Idomeneo a su reino con el conflicto con los dioses y los dilemas humanos, en un momento de transición entre la destrucción causada por la guerra y la esperanza de una nueva paz.

 

Argumento

 

Estrenada el 1781 en Múnich, Idomeneo es un dramma en tres actos con libreto de Giambattista Varesco basado en textos clásicos de la mitología griega. Idomeneo trata sobre el retorno fatal del rey de Creta a su patria después de la guerra de Troya: para salvar su vida ofrece un tributo de sangre a los dioses y, sin saberlo, condena a muerte a su propio hijo. Esta historia trágica, llena de dilemas humanos, está enriquecida por una partitura extraordinaria, considerada una de las más ambiciosas de Mozart por su ingenio, equilibrio y riqueza orquestal.

 

Los protagonistas de la trama son los hijos de los héroes de la Ilíada, la epopeya épica griega que narra la guerra entre griegos y troyanos que acabó con la destrucción de Troya. Así, Idamante tiene un enorme peso dramático, Ilia un carácter más suave, Elettra se expresiva en su locura arquetípica, mientras que Idomeneo renunciará serenamente a su trono para anunciar la paz. A partir de este hilo argumental, la ópera de Mozart se convierte en una reflexión sobre lo inevitable del destino, que solo puede ser vencido gracias a la fuerza del amor.

 

 

La música

 

Mozart compuso Idomeneo el 1780 por encargo directo de la corte de Baviera para su temporada de carnaval, y el joven compositor aprovechó la oportunidad para crear un prodigio musical con ayuda de la mejor orquesta de su tiempo. A partir del mismo libreto adaptado que usaría André Campra en su Idoménée, tragédie lyrique del 1712, Mozart lo escribe cuando, con veinticuatro años, representa su tercera “opera seria”, después de Lucio Silla y Il Re pastore. Así, Idomeneo, acontece un importante reto para el compositor a la hora de fusionar un nuevo modelo híbrido (la flexibilidad de la tragedia francesa con el lirismo de la ópera italiana). Considerada como la mejor partitura operística de Mozart (aunque no el mejor drama), el Gran Teatre del Liceu recupera su brillantez de la mano del especialista René Jacobs.

 

La ópera Idomeneo ofrece tres momentos musicales clave que ejemplifican el genio compositivo de Mozart: la aria Padre, germani, addio!, del Acto I, donde Ilia expresa el conflicto entre la añoranza por su pueblo y el amor por Idamante con una belleza lírica incomparable; la aria Fuor del mar del Acto II, una pieza magistral y técnicamente exigente que refleja la lucha interior de Idomeneo ante la promesa de sacrificar su hijo; y el cuarteto Andrò ramingo e solo del Acto III, una innovadora composición que integra las voces principales para avanzar la trama y desembocar en un desenlace cargado de emoción y tensión dramática.

 

La producción

 

René Jacobs, una de las figuras más importantes de la interpretación musical de los últimos cincuenta años, vuelve al Gran Teatre del Liceu para dirigir Idomeneo. Formado inicialmente como contratenor, Jacobs hizo el salto a la dirección en los años ochenta, centrándose en el repertorio del barroco y el primer clasicismo, siempre con un firme compromiso con la interpretación “históricamente informada”. Esta filosofía lo ha llevado a utilizar ediciones críticas de las partituras e instrumentos originales, aportando una nueva luz a muchas obras del pasado. Su conexión con el Liceu es sólida: entre 2021 y 2024 presentó una trilogía de óperas basadas en el mito de Orfeo, y este año se adentra en uno de sus compositores fetiche, Mozart.

 

Jacobs dirigirá la Freiburger Barockorchester, una formación con una larga trayectoria y prestigio indiscutible en la música antigua, y el coro Zürcher Sing-Akademie, para dar vida a un Idomeneo que destaca por la brillantez de su partitura y los desafíos vocales que plantea a los cantantes. El reparto lo lidera Ian Koziara, tenor norteamericano que ha convertido a Idomeneo en uno de los personajes principales de su repertorio desde 2018. Olivia Vermuelen, mezzosoprano holandesa, interpretará el rol de Idamante. Polina Pastirchak y Kateryna Kasper, dos reconocidas sopranos, darán voz a Ilia y Elettra, mientras que Mark Milhofer y Krešimir Špicer completarán los papeles de Arbace y el Sacerdote de Neptuno.

 

Cómo es habitual en el trabajo de René Jacobs, y especialmente en las óperas en versión concierto, el director elige intérpretes en el máximo de sus capacidades para conseguir la excelencia en todos los aspectos, tanto instrumentales como vocales. Un conjunto de profesionales, por lo tanto, que le darán esplendor a una de las partituras más ricas y elegantes de un Mozart que ya había conseguido la madurez total como compositor.