Pasión, belicismo y bel canto: «Norma» se presenta en el Teatro de la Maestranza
Norma, una de las obras maestras de Vincenzo Bellini, llega al coliseo sevillano con una propuesta escénica dirigida por Nicola Berloffa, dirección musical de Yves Abel y Pedro Bartolomé y una producción del Teatro Regio de Parma en coproducción con el Teatro Municipale de Piacenza y el Teatro Comunale de Módena. El rol titular de la heroína será interpretado en dos elencos por Yolanda Auyanet y Berna Perles.
En el contexto de una guerra continua, ante los escombros de una sociedad derrotada y conquistada, mostrando el conflicto entre vencedores y vencidos, se manifiestan los delirios amorosos y los celos de Norma, seguramente la heroína más grande surgida de la pluma de Bellini y que se hará presente desde el 12 hasta el 18 de noviembre en el Teatro de la Maestranza.
Norma es una ópera mítica, pues además de contener una de las arias más conmovedoras y populares –Casta Diva– hecha suya por algunas de las grandes cantantes de la historia, como Maria Callas, a quien homenajeamos con la programación de una de las obras que la hizo más famosa, en el centenario de su nacimiento, Joan Sutherland o Montserrat Caballé, que la enarbolaron como un ejemplo de complejidad y rotundidad femeninas, aúna valores de devoción, maternidad y rivalidad vengativa que la convierten en una transgresora heroína del melodrama belcantista.
Desde su estreno en la Scala de Milán en 1831, la dramática historia de la suma sacerdotisa y el procónsul romano Pollione, ha encendido los auditorios con su explosión de deslumbrantes exigencias vocales y belleza melódica.
Con un magnífico doble reparto donde destacan, bajo la dirección de los maestros Yves Abel y Pedro Bartolomé y el director de escena Nicola Berloffa, Yolanda Auyanet y Berna Perles como Norma, Raffaella Lupinacci y Andrea Niño como Adalgisa, Francesco Demuro y Joseph Dahdah como Pollione y Rubén Amoretti y Luis López Navarro como Oroveso; el Teatro de la Maestranza presenta un título que, como Tristán e Isolda -por cierto, Wagner admiraba Norma– pivota sobre grandes conceptos opuestos y que, en un entorno de ardientes pasiones, belicismo y fanatismo religioso, nos atrapa en la tela de araña melódica y vocalmente exquisita que, admirablemente, fue compuesta por Bellini en menos de tres meses.