Entrevista a Vicente Larrañaga, fundador de la compañía de ópera Novoflot

«La ópera posee el potencial de reunir en sí la totalidad de los distintos géneros artísticos»

Radicado en Berlín desde hace 25 años, el chileno Vicente Larrañaga debuta en Chile con Novoflot, compañía independiente con base en Alemania caracterizada por sus  montajes experimentales y que fue fundada por él junto a Sven Holm el 2002 y ya cuenta con un prestigio en el circuito europeo.

Estás en medio de una gira con tu proyecto T-House. Una propuesta que representa una casa de té asiática, una obra en constante mutación y participativa para el público que asiste. ¿Nos puedes contar detalles de cómo fue el proceso de creación de esta obra? ¿Visitarán otros países de la Región?
El T-House-Tour es un proyecto que iniciamos a mediados del 2014. Su idea central se origina a partir de la reflexión sobre nuevas formas de creación y producción de ópera o teatro musical, sobre todo en el ámbito experimental, en un escenario cultural que priorizara intereses más comerciales y en el cual el apoyo por parte del estado fuera paulatinamente desapareciendo. Qué características debería tener un teatro musical en movimiento y la estructura física que lo cobijaría. Con esta inquietud comenzamos una colaboración con la oficina de arquitectos Graft de Berlín, quienes diseñaron este sistema modular en base a varas de aluminio, que permite adaptarse al entorno donde se emplaza. Desde un comienzo esta flexibilidad se reflejará en todas las etapas del Tour- el que actualmente va en su 8va. versión-  en su contenido escénico, dramatúrgico y por cierto musical, valiéndose principalmente de los medios que nos brinda la improvisación. De ahí que nosotros definimos al T-House-Tour como un permanente “work in progress”.

Para Novoflot es la primera gira fuera de las fronteras de Europa y para mí como chileno, una gran alegría tener la oportunidad de mostrar el trabajo de nuestra compañía en nuestro país. Nos encontramos con un público muy interesado, abierto y curioso que reaccionó a esta propuesta que para muchos seguramente es bastante novedosa. Espero que sea el inicio de una cooperación con Chile y otros países de la región para mostrar futuras producciones.

Trabajar en espacios no tradicionales para espectáculos te brinda la oportunidad de incluir al público en los montajes. Has trabajado mucho la dimensión y frontera entre del artista- espectador. ¿Qué nos puedes contar de los descubrimientos o hallazgos que has hecho en estas materias en los años de trayectoria de Novoflot?
Aunque Novoflot tiene un experiencia importante en la producción de montajes fuera de escenarios tradicionales (hemos montado en espacios que van desde bodegas industriales hasta clubes hípicos o tiendas comerciales vacías), tal vez los montajes que nos deparan siempre las mayores sorpresas son los que realizamos en el espacio público- de los cuales el T-House es un ejemplo paradigmático. Ésto es porque al no existir la situación frontal espectador – artista como usualmente se da en lugares cerrados, la posibilidad de prever la reacción del público es aún menor. Esta es tan diversa como lo son los lugares dónde nos hemos presentado, y van desde una actitud pasiva o incluso de incomprensión hasta una participación activa y entusiasta de la gente (como ha sido el caso de las presentaciones en Santiago y Valparaíso). A ésto se suma que en nuestros montajes siempre se producen situaciones escénicas que demandan del público un cierto grado de reflexión y contemplación y están muy lejos de un puro “activismo”. De ahí que cada función es un pequeño “salto al vacío”, lo cual lo hace muy difícil, pero al mismo tiempo fascinante.

La ópera del repertorio clásico requiere en la mayoría de los casos, elencos, gran orquesta, la infraestructura técnica de un teatro. Las compañías independientes cuentan con ventajas por su flexibilidad pero carecen normalmente de apoyos y subsidios. ¿Cómo ves el desarrollo del mundo independiente y su sustentabilidad? ¿Cuáles son sus principales desafíos?

Para nosotros la existencia e importancia de los teatros o casas de ópera en un sentido más tradicional está fuera de toda duda- en especial porque tanto los miembros del equipo de producción de Novoflot como nuestros artistas trabajan paralelamente en estas instituciones y conocemos muy bien cómo funcionan y la razón de sus estructuras. En ese sentido nosotros no pretendemos “competir” o en su contrario, asimilarnos a las estructuras de producción de la ópera “tradicional”, por darle un nombre.

Ahora bien aunque son realidades distintas, pienso que cada vez más se están dando las condiciones en que se producen puntos de encuentro y colaboración entre ambas formas de creación y producción. En Europa y en Alemania especialmente, se está viendo un acercamiento entre ambas escenas: las instituciones más establecidas aprovechan de la flexibilidad y libertad creativa de las cías. independientes, permitiendo renovar sus contenidos y ganando nuevos públicos, sobretodo el más joven. A su vez la escena independiente accede a infraestructuras y medios de producción que amplían las posibilidades de realización de sus proyectos.
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Siendo un latinoamericano radicado en Europa, ¿Cómo ves el desarrollo de la experimentación y nueva creación en Latinoamérica?
Debo reconocer que no conozco en detalle la realidad latinoamericana de creación experimental en el ámbito del teatro musical u ópera. Sin embargo, como músico, sé que tanto compositores como intérpretes están muy al tanto de las tendencias actuales, no sólo europeas, sino también de otros continentes, como Norteamérica o Asia. Esto se produce, por una parte porque las posibilidades de intercambio (estudios en el extranjero, pasantías, giras, etc.) son mucho más reales que hace décadas atrás, pero sobretodo también por el uso de los nuevos medios de comunicación (internet).
En ese sentido el creador interesado está hoy en día muy bien informado, independientemente de la realidad cultural en que está inmerso. Ahora, pienso que la diferencia radica en las posibilidades de dar a conocer esas creaciones, que son muy variadas de un país a otro en el continente, y que dependen de las líneas programáticas de los centros de difusión, salas de concierto, teatros o casas de ópera. Mi impresión general- en mayor o menor medida- en particular en el género de la ópera (al contrario del teatro hablado o la danza contemporánea), es que la disposición en programar proyectos o puestas en escena de un corte más experimental es más bien menor. Las programaciones- tal vez por un cierto temor a una supuesta reacción adversa del público o privilegiar la seguridad de lo ya probado- son por lo general bastante conservadoras. Personalmente pienso que al igual que en cualquier disciplina humana- ciencia, arte o economía- el buscar nuevos caminos y por tanto experimentar, asumiendo incluso la posibilidad de un “fracaso”, es un aspecto fundamental del desarrollo de cualquier área y debería ser parte del ADN de todo centro de difusión y en especial de aquellos que para su funcionamiento requieren del apoyo del estado.

Se ha discutido mucho en Chile sobre las artes escénicas, sobre la tradicional separación por géneros y el desafío que implica para las políticas públicas la tendencia hacia la transdisciplinariedad. Tus proyectos son reflejo de las últimas tendencias en Europa. ¿Cómo han resuelto estos temas en Europa y Alemania?

Considero que la llamada  transdisciplinariedad, más allá de discusiones de escritorio, es una realidad evidente y que se hace mucho más evidente en el mundo altamente conectado e informado en el cual vivimos. De partida porque es imposible- al menos en una sociedad medianamente libre-  que el creador artístico, siempre que lo estime necesario, no se valga de todos los medios de expresión a su alcance en la concreción de sus obras.
En el caso de la ópera, desde sus inicios (desde Monteverdi, pasando por Lully, Mozart, Wagner hasta Zimmermann o Nono), se trata del género “trans e interdisciplinario” por excelencia… esta característica es parte de su esencia y cualquier intento teórico o de política pública que intente desconocerlo, considero que denota un desconocimiento grave del mismo.

En el caso particular de Alemania, la ópera entra en el concepto más genérico de “Musiktheater” (teatro musical, que dista mucho por ejemplo de lo que se conoce aquí cómo musicals y géneros afines). En base a este reconocimiento se establecen los mecanismos particulares de su fomento.

Hemos visto que en varios países de Europa ha habido una baja de las subvenciones hacia los teatros. Desde la mirada y gestión de una compañía independiente,  ¿Qué crees que los teatros deberían hacer para reemplazar estos subsidios y no recortar su actividad?
Sin ser ningún especialista, creo que no estoy muy equivocado al señalar que si existe una constante en la historia de la cultura, es que los mecanismos de apoyo al arte (desde los tiempos del mecenazgo hasta los sistemas actuales de subvenciones) siempre, se quiera o no, van a implicar un grado de control. Esto es casi inevitable. De ahí más allá de diferencias particulares, desde el punto de recursos, cuando éstos son escasos, generalmente en todos los países una de las áreas que de inmediato se ven afectadas es la de cultura. Esto parte del supuesto que la cultura es un área más bien anexa o menos esencial que otras– y en casos extremos, una mera “decoración” del desarrollo social.

Frente a esta casi constante- en sus distintas graduaciones según el país- creo que el punto central por parte de los artistas e instituciones, debe ser el concentrar sus esfuerzos en su competencia principal: crear y difundir. Teniendo claro este objetivo, habrá que explorar todos los mecanismos que permitan dar las condiciones básicas para que estas dos tareas sean factibles, manteniendo estándares de calidad artística lo más altos posibles (tema en sí bastante complejo…).

En el caso de los teatros o casas de ópera, ésto implica intentar caminos o estructuras de producción distintas a las habituales, aprovechando naturalmente el “know how” y experiencia adquirida en años. Como señalaba más arriba, en este aspecto veo un gran potencial de colaboración con la escena independiente.

En principio, este es uno de los puntos principales de reflexión del proyecto T-House-Tour.

En dos líneas, ¿Por qué las nuevas generaciones deben ir a ver ópera?

Porque la ópera posee el potencial de reunir en sí la totalidad de los distintos géneros artísticos, en coordenadas de espacio y tiempo únicas y irrepetibles. En esa experiencia casi “exclusiva” (no elitista) radica el atractivo de la ópera.
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