Basada en la comedia de Miguel Mihura, Tres sombreros de copa hace su debut europeo en el Teatro de la Zarzuela
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El Teatro de la Zarzuela acoge el debut en Europa de la zarzuela Tres sombreros de copa, una de las obras más ambiciosas de Ricardo Llorca, con la dirección musical de Diego Martin-Etxebarria y bajo la visión escénica de José Luis Arellano.
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La función del miércoles 27 de noviembre se emitirá en directo a través de Facebook, YouTube y la página Web del Teatro; y Radio Clásica grabará la función del sábado 16 para emitir en próximas fechas.
Ricardo Llorca tardó tres años en componer Tres sombreros de copa, sorprendente zarzuela basada en la comedia de Miguel Mihura cuyo estreno en Europa acoge del 12 al 29 de noviembre el Teatro de la Zarzuela en una nueva producción. Maestro en la mundialmente acreditada Juilliard School de Nueva York, ciudad en la que reside desde hace más de 30 años, Llorca es un compositor meticuloso, exigente, muy riguroso con su propio trabajo y nada convencional. La música de la zarzuela que ahora nos propone está repleta de melodías pegadizas con una armonía que enganchará al público de principio a fin, desde donde el compositor “realiza sus incursiones en lenguajes y técnicas más contemporáneas, eso sí, la mayoría de las veces con fines dramáticos”, como indica el estudioso Antonio Gómez Schneekloth. Y será también una suerte, por desgracia no demasiado habitual, volver a complacerse con uno de los mejores textos de Mihura, aquel memorable dramaturgo adelantado a su tiempo, precursor en España del teatro del absurdo y nunca lo suficientemente valorado.
El podio del foso lo ocupará por primera vez en el Teatro de la Zarzuela el maestro Diego Martin-Etxebarria, director principal en la Ópera alemana de Chemnitz, cuya sobresaliente carrera se ha centrado fundamentalmente en escenarios internacionales. En estas funciones estará al frente de la Orquesta Titular del Teatro de la Zarzuela, Orquesta de la Comunidad de Madrid, del Coro Titular del Teatro de La Zarzuela y de un extraordinario reparto. Para Martin-Etxebarria, la partitura de Ricardo Llorca tiene todos los alicientes: “Se trata de una partitura muy original –inspirada en el folklore napolitano y del sur de Italia–, muy exigente para la orquesta, con mucho metal, percusión y una estructura rítmica riquísima, con reminiscencias de la música de circo y algunas curiosidades como un instrumento que no suele escucharse en teatros de ópera como es el acordeón”.
La nueva producción del Teatro de la Zarzuela Tres sombreros de copa, encargada y editada por la New York Opera Society y estrenada en el Teatro Sérgio Cardoso de São Paulo en 2017, contará con la siempre inesperada y lúcida puesta en escena de José Luis Arellano, para quien el teatro de Mihura fue desde el primer momento un motivo mágico de fascinación: “Aquellas mujeres sin madre, aquellos hombres locos detrás de aquellas bailarinas, aquel humor que sentía tan cercano y por encima de todo, la poesía sencilla escondida bajo toda esa rutina vulgar y tremenda”. Y eso se traslada al escenario, ahora, de una forma muy especial: “Volvemos a levantar el telón para contar una vez más esta historia, quizá de una manera diferente. Le acompaña el susurro velado de la música de Ricardo con la misma afición y el mismo vértigo de esos malabaristas que lanzan sus objetos con la esperanza y el rigor de que caigan de nuevo en sus manos”.
Palabras las de Arellano que definen al milímetro lo que no se ve pero existe. Pero entusiasma. Y en ello tendrán también mucho que ver las voces extraordinarias de cada cantante, las artes convincentes de los actores.
El tenor Jorge Rodríguez-Norton, que este pasado verano se ha convertido en el tercer español que en 143 años debuta en el Festival de Bayreuth (lo hizo con Tannhäuser, y los dos anteriores fueron Plácido Domingo y Victoria de los Ángeles), interpretará el entrañable papel de Dionisio, que encuentra en Paula –una divertida bailarina interpretada por la joven y virtuosa soprano Rocío Pérez–, una forma distinta y más feliz de ver el mundo. El tenor Emilio Sánchez y el barítono Gerardo Bullón harán las veces de Don Rosario y Don Sacramento, dos personajes episódicos que permiten apuntalar la historia de Dionisio tanto al principio como al final. El tenor Enrique Viana, como es habitual, no dejará a nadie indiferente con su hilarante interpretación de Madame Olga, la mujer barbuda del circo. La soprano Irene Palazón y la mezzosoprano Anna Gomà, darán vida a las también bailarinas Catalina y Valentina, amigas de Paula y siempre dispuestas a divertirse.
Junto a los cantantes y al coro, ocuparán el escenario 12 actores entre los que estarán Boré Buika (Buby Barton), Marco Covela (El Forzudo Alemán), Felipe de Andrés (Monsieur Garibaldi), Mon Ceballos (El Astuto Cazador) o Chumo Mata (El Anciano Militar). Asimismo, participan en el montaje cuatro músicos solistas (violín, trompeta, piano y acordeón), tres de ellos en escena y uno en el foso.
La escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda cambia a cada momento la realidad como en un truco de magia, a lo que contribuyen con inspirada genialidad el vestuario de Jesús Ruiz, la iluminación del premio Nacional de Teatro Juan Gómez-Cornejo y la coreografía de Andoni Larrabeiti.
Como viene siendo sana costumbre en las producciones que presenta el Teatro de la Zarzuela, la función de Tres sombreros de copa del miércoles 27 de noviembre será emitida en directo en ‘streaming’ a través de los sitios de Facebook y YouTube del Teatro, y de su página web. Igualmente, la función del sábado 16 de noviembre será grabada por Radio Clásica de RTVE para emitir en próximas fechas.
Metáfora del taburete de tres patas
Uno de los motivos que harán de la producción un todo compacto, es la empatía musical entre Ricardo Llorca y Diego Martin-Etxebarria. Este último indica que para explicar su concepción de la música le gusta utilizar la metáfora del taburete de tres patas, “que en este caso serían melodía, ritmo y armonía. En el periodo clásico estas eran relativamente sencillas pero muy robustas. De ahí la música ha evolucionado de forma maravillosa estilizando, difuminando o potenciando algunas de ellas. El problema con el lenguaje más vanguardista –afirma el maestro– es que algunos compositores han hecho desaparecer estas patas hasta dejarnos sin taburete”. Así, considera que Ricardo Llorca sigue la estela de los grandes compositores: “Da formas innovadoras a los pilares que sostienen la estructura en función de las necesidades dramáticas, pero los mantiene reconocibles para que no ‘caigamos del taburete’”. Para Martin-Etxebarria esto significa que el público “tendrá melodías que podrá silbar; ritmos riquísimos, algunos incluso pegadizos; así como una armonía que sustenta el discurso musical a través de una orquestación brillante”.