Bajo La Lupa: Entrevista a Alexey Lavrov
Alexey Lavrov, Entrevista al joven barítono ruso
Por: Ximena Sepulveda
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Ya leímos las experiencias de grandes directores y consagrados cantantes, es el turno de los jóvenes talentos mundiales. Nacido en la República de Komi, Rusia, el Alexey Lavrov estudió canto en el Colegio de Arte Republicano, Syktyvkar y el Conservatorio Estatal de San Petersburgo. Recientemente fue semifinalista en la Competencia Internacional de Voz de Operalia 2014, y sus muchos otros premios y distinciones incluyen el 1er Premio en la Competencia Vocal de la Fundación Gerda Lissner 2014, el segundo premio en la Competencia Internacional de Voz de la Fundación Licia Albanese-Puccini 2014, tercer premio en la Competencia Nacional Vocal Loren L. Zachary 2014, el Premio Festival Musique et Vin 2014, el Premio Fundación Hildegard Behrens 2014, ganador del Concurso Internacional de Voz Hariclea Darclée 2010, segundo premio del Concurso Vocal Internacional Byulbyul, ganador del cuarto premio del concurso Concurso Internacional de Canto en el Teatro Colón de Buenos Aires y un diploma del Concurso Internacional Rachmaninoff.
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Cuéntanos de tu experiencia en Operalia 2014, ¿dónde llegaste a semifinalista?
Operalia 2011, aunque participé dos veces, encuentro más importante profesionalmente la primera que la segunda en 2014, así que haré mis comentarios basados en ella.
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En la actualidad los concursos como Operalia y otros igualmente prestigiosos son vitales para una carrera operística. Un premio en tal competencia puede abrir muchas puertas y ser un gran inicio para un cantante. El jurado normalmente consiste en directores de alguna compañía de ópera, administradores artísticos, agentes importantes y famosos maestros, incluyendo cantantes a veces. Todos estos integrantes viajan continuamente en busca de nuevo talento y el hecho de lograr algo en un concurso, no siempre significa haber ganado un premio. Ese fue mi caso en Operalia 2011. Fui preseleccionado para la audición en vivo y actué en la primera ronda en Moscú.
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Desafortunadamente, no tuve éxito alguno debido a mi nerviosismo. Era la primera vez que participaba en una competencia importante y quería mostrar lo mejor de mí y, como siempre, cuando se exagera el ansia de triunfar, se convierte en destrucción. A pesar de tal actuación, logré llamar la atención del Director Administrativo del Metropolitan, Jonathan Friend, quien me invitó a una reunión donde me expresó su interés y apoyo. Me dió excelente consejos y prometió observar mi carrera. Seis meses después recibí una invitación para participar en una audición para el programa de jóvenes artistas del Metropolitan y, lógicamente, acepté con gran alegría. Todo ésto me lleva a pensar que no existe el fracaso. Cada traspiés puede convertirse en una oportunidad para aprender de nuestros errores. Me tomó un poco de tiempo asimilar esta circunstancia, pero ahora veo cada competencia como una posibilidad de aprender algo nuevo y estoy dispuesto a aceptar cualquier sorpresa que atraviese mi camino. Otra cosa importante de tener en cuenta antes de perder el ánimo motivado por un mal resultado en una competencia, es que los resultados pueden ser motivados por una opinión muy personal. Igual que el resto del arte en general, es un asunto de gusto y experiencia anterior. Algunos pueden adorar una voz y otros odiarla y nosotros, como artistas, no es mucho lo que podemos hacer.
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También creo que hay dos tipos de cantantes: los que se desempeñan mejor en una competencia y los otros que se superan actuando en una producción. Me parece que depende de la mentalidad de cada uno. Uno puede ser mejor maratonista y el otro se destaca como corredor, usando términos deportivos. Yo me considero un cantante maratonista. Me encanta participar en todos los aspectos de una ópera, que incluya vestuario, maquillaje, escenografía, colegas y una gran trama, pero he aprendido a participar en concursos y dar lo mejor de mí en sólo cuatro minutos, que puede durar un aria. Le aconsejaría a los cantantes jóvenes que empiecen en concursos locales para ir adquiriendo experiencia, ya que las competencias de gran renombre se componen de cantantes que ya están listos para encontrar agentes y recibir contratos. Se podría decir que es el paso final del proceso educativo de un cantante, antes de entrar a la vida profesional.
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La mayoría de las veces se gana un concurso por cuestión de suerte, por estar en el sitio y momento oportuno. Como concursantes debemos siempre estar listos para aprovechar toda oportunidad y ofrecer nuestro máximo esfuerzo.
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¿Cuál es la clave para ser escogido en un programa de jóvenes artistas en una importante compañía de ópera?
Tuve la suerte de entrar como jóven artista en dos compañías de ópera. La primera fue en el Teatro Bolshoi de Moscú y la segunda en el Metropolitan de Nueva York. En ambas ocasiones me llamaron después de verme en la competencia Elena Obraztsova en San Petersburgo, el año 2009 y luego en Operalia en Moscú en el 2011.
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En el Bolshoi tuve que cantar ante los administradores del programa, quienes me entrevistaron, pero en el Metropolitan fue más complicado, pues se trataba de tres rondas. La primera era una lección con el director del programa, Brian Zeger y el ayudante de James Levine, Ken Noda. El segundo encuentro consistía en una entrevista y lección con el concertador del programa y, finalmente, con toda la plana de instructores y administradores. Era muy estresante y emocionante al mismo, pero finalmente me aceptaron a participar en el programa justo después de la última audición, cuando normalmente se demoran de tres a cuatro semanas para decidir. Que alegría sentí.
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Que diferencia hay en estudiar en un conservatorio ruso, comparado con otros en Europa o Estados Unidos? Cuáles son los temas más importantes?
Me gradué del Conservatorio de San Petersburgo en Rusia y nunca he estudiado en otra Escuela de Música europea o estadounidense, así que no puedo juzgar. Solo puedo hablar de los programas de jóvenes artistas en Rusia y Estados Unidos. Existen diferencias en el sistema educativo en cuanto a repertorio y estilo pedagógico. Los estadounidenses son más cautelosos en el repertorio para los jóvenes cantantes. Ellos cantan mucho Mozart, Bel Canto y Lied. Se le da mucha atención a los idiomas, fraseo, estilo e interpretación, mientras que en Rusia, debido a las especificaciones del repertorio en las compañías de ópera, el joven artista debe cantar también los compositores rusos, que son algo fuertes y luego la transición a Verdi y Puccini es mucho más acelerada. En los últimos veinte años la vida cultural de Rusia ha estado más abierta a un intercambio y ahora podemos trabajar con los más famosos instructores, directores y concertadores del mundo, quienes aceptan frecuentes invitaciones para venir. Enorme cambio, pero todavía hay que sobrepasar cierto aislamiento cultural del pasado. Los conservatorios rusos, en general, fuera de los más importantes de San Petersburgo, Moscú y algunas otras ciudades grandes, todavía no le dan la debida importancia a los idiomas y estilos. La mayoría de la instrucción se refiere a técnica vocal y el desarrollo de una voz fuerte y amplia, pero desafortunadamente, ésto no es suficiente en el mundo actual. Sin embargo, los nuevos cantantes rusos tienen oportunidad de viajar por el mundo y ver los cambios en la profesión.
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En cuanto a la diferencia pedagógica entre Estados Unidos y Rusia, se sabe desde hace tiempo que la rusa se basa en crítica y comparación y es mucho mas difícil que la occidental. Yo me crié en esta cultura y nunca se me ocurrió que podría haber algo distinto. La idea fue que siempre habría mucha competencia afuera y uno debe ser el mejor para poder sobrevivir. Este estilo educativo era aplicable no solo a la educación musical y demás, pero también para el deporte, la ciencia y cualquier otra cosa. Cuando llegué a Estados Unidos me dí cuenta de la diferencia inmediatamente. Todo el mundo se apoyaba y animaba el uno al otro, lo cual en contraste a mi experiencia anterior, me dió mucha confianza y seguridad en mí mismo, pero después de conocer ambos sistemas, puedo decir que se complementan el uno al otro. Ambos son peligrosos en los extremos, pero creo que pueden tener buen uso en la formación del artista. Si todo son alabanzas, pueden conducir a un error y si todo es crítica, puede destruir la confianza en si mismo del artista, pero en combinación ambos se convierten en magia.
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¿Cuándo descubriste tu amor a la ópera y qué te decidió a ser cantante?
Canto desde que tengo memoria. Fue mi abuelita quien me enseñó muchas canciones folklóricas y me inspiró a cantarlas. Nací en un pueblito al norte de Rusia donde la gente trabajaba en la pesca o cárceles durante la Unión Soviética, pues era una zona forestal con muchos centros penales y mi pueblo estaba en el área. No habían teatros de ópera o cualquier otro medio musical en por lo menos unos mil kilómetros a la redonda, como puedes imaginar.
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A los 12 años me escogieron para ingresar a un internado especial, durante una competencia de canto y pude ir a estudiar a una gran ciudad. Tenía 13 años y tuve la oportunidad de cantar en una ópera como miembro del coro, antes de haber visto ninguna. Era Carmen y cantábamos en el coro infantil. Pero, en realidad no fue hasta que conocí a mi primer profesor de técnica vocal, poco antes de entrar la universidad, cuando me enamoré de este arte. Siempre sentí la necesidad de cantar algo más elaborado y más noble, aún siendo niño, pero fue mi primer maestro quien me enseñó las matemáticas del canto y me hizo amar la técnica de este trabajo tan meticuloso. Debido a su inspiración amo mi rutina diaria y nunca me canso de practicar. Tomó cuatro años encontrar mi verdadera voz y poder entrar a uno de los mejores conservatorios del mundo, el de San Petersburgo. De ahí han salido artistas de la talla de Anna Netrebko, Olga Borodina, Elan Obraztsova, Vladimir Atlantov y muchos otros artistas legendarios, que me estimulan a investigar un desarrollo profesional.
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Tienes una bella voz con un timbre único, que quizás tú mismo no reconoces todavía, pero si sigues buenos consejos, puedes llegar muy lejos en una exitosa carrera. ¿Cuál es tu repertorio preferido en este momento?
Muchas gracias. Me alegra mucho que te guste mi voz. Mi repertorio actual es Fígaro, en el Barbero de Sevilla, Valentin en Fausto, Onegin, Belcore en el Élixir de Amor, Roberto en Iolanta, Enrico en Lucia di Lamermoor y Malatesta en Don Pasquale. En unos cinco años pienso añadir Mozart, el Conde en Las Bodas de Fígaro, Guglielmo en Cosi fan tutte, Don Giovanni, etc., pero objetivo a largo plazo es Verdi. Amo su música y sueño con poder cantarlo cuando mi voz madure.
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¿Hay otros cantantes que ejerzan una influencia sobre ti?
Por supuesto. Siempre aprendo algo de mis colegas, los que todavía cantan y los que ya se han ido. Mi maestro favorito es Pavarotti. Ha influído en mi técnica vocal y buen gusto. Lo puedo escuchar sin parar. Otra gran cantante que me impacta es Shirley Verrett. Era muy talentosa e inteligente. Ambos tenían grandes voces, pero mi mayor admiración es ver como las dominaron. Como decía mi viejo profesor: la vaca tiene una voz fuerte y resonante también, pero hay que saber controlarla, encontrar su verdadero color y usar este potential sin perjudicarlo.
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¿Cómo te preparas para un nuevo papel?
Soy un tipo muy afortunado, pues mi esposa es pianista y repasadora. También se graduó del Conservatorio de San Petersburgo y el programa del Metropolitan. Preparo todo mi material con ella. Empezamos traduciendo y escribiendo la fonética correcta de cada palabra, no solo la parte mía, pero también donde converso con otros personajes en escena. Cuándo he aprendido bien la melodía y el texto, comienzo a trabajar con los instructores de idiomas. Mientras tanto, trato de encontrar todo tipo de información sobre esta ópera y si hay temas literarios, los leo todos. También escucho las mejores grabaciones de esta pieza, antes de dominarla. Cuando empiezo a cantarla, hago una pausa y escucho los discos, siempre buscando mi propia interpretación, hasta que la aprenda de memoria. El último paso es trabajar con el director de escena.
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¿Cuando cantas te transportas a la fantasía del personaje, o estás siempre concentrándote en lo que viene a continuación?
El gran bajo ruso Fedor Shalyapin, dijo una vez: Cuando estoy en escena hay dos Shalyapins; uno que vive profundamente el personaje y el otro, que tiene una cabeza fría y siempre está pensando en controlar todo lo que hace el primero. Creo que esto es la culminación de un artista. Si me adentro totalmente en el personaje, puedo perder el control de muchas cosas que debería estar observando en escena, como ser técnica vocal, a mis colegas, la escenografía y aún tener cuidado de no caer en el foso de la orquesta. Este último es muy peligroso y he tenido incidentes en que mis compañeros se han roto alguna pierna actuando. Por lo tanto, es de extrema importancia estar siempre alerta. También hay momentos en que se puede dejar llevar de la emoción y llorar o exagerar la actividad física, resultando en un mal canto. Pero, si por el contrario, tengo siempre la sangre demasiado fría, no voy a ser capaz de emocionar al público, o sea, que debe ser una armoniosa combinación de los dos estilos, pero ésto solamente se logra con la experiencia.
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¿Qué planes tienes para dentro de los próximos diez años?
Hay dos aspectos muy importantes en mi vida: mi familia y carrera y trato de tener éxito en ambos, así que en diez años más me veo como esposo, padre y ojalá un cantante con mucho éxito y gran demanda y también parcialmente un profesor. En ese lapso de tiempo debo hacer una transición a un repertorio más dramático, como lo que ya he mencionado. He aprendido que la vida es más hermosa si aspiramos a más de lo que imaginamos y es por eso que no hago demasiados planes para el futuro. Si alguien me hubiese dicho cuando era niño, que sería un cantante de ópera residiendo en Nueva York y cantando en el Metropolitan, quizás no le hubiera creído. En ese entonces mis sueños eran totalmente distintos, pero ahora miro hacia adelante y anticipo las sorpresas y aventuras que la vida me traerá, sin limitarme a mis propios sueños.
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¿Algunos consejos para los cantantes que aspiren a la ópera como carrera?
El consejo más importante es HAZLO SOLAMENTE SI NO PUEDES VIVIR SIN ELLA. Es un trabajo muy esclavizante que no te permite vivir una vida normal y carente de estabilidad. Requiere un constante viajar que te mantendrá lejos de tus seres queridos. También te afecta psicológicamente ya que serás criticado sin piedad por cualquier persona, sin tener un motivo serio para hacerlo. No hay recetas en blanco y negro, como en las matemáticas, por ejemplo. Como ya mencioné anteriormente, necesitas tiempo para desarrollar una coraza para que no te hieran y no todos pueden sobrevivir. También el trabajo es constante, donde no hay perfección ni tiempo para decir que has arribado y estás totalmente satisfecho de tu actuación. Al mismo tiempo, esto puede ser positivo, pues es una labor en la cual siempre estás creciendo en forma física, mental y espiritual. Depende de tu actitud.
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También existe mucha competencia que requiere de un cierto tipo de mentalidad y la cual debes disfrutar e inspirarte en ella, sin deprimirte. Hay muchas cosas para tener en cuenta, sin embargo una vez en escena y ya siendo dueño de esa extraña combinación de inspiración, control y libertad, o cuando te das cuenta que con tu actuación haz hecho a alguien feliz, entonces todo sacrificio es un triunfo.