Ludwig Carrasco dirige concierto virtual por la Independencia de Costa Rica y alcanza su estreno mundial número 100
El músico mexicano rompe su récord de obras estrenadas como director, esta vez como invitado, al frente de la Orquesta Sinfónica de Heredia, multinominada al Grammy Latino y la única en América dedicada al repertorio de los siglos XX y XXI.
El Concierto Arburola para marimba y orquesta, de Carlos Escalante-Macaya, será transmitido desde el Teatro Nacional, en San José, Costa Rica, el 23 de septiembre a las 21 h (tiempo del Centro de México).
El concierto, que incluye obras de Igor Stravinsky y la compositora polaca Grazyna Bacewicz, celebra 200 años de la Independencia de Costa Rica y será televisado en cadena nacional costarricense por el canal 15 UCR, el 24 y 25 de septiembre.
Con una trayectoria que ha hecho énfasis en el impulso a la música contemporánea de concierto, el director orquestal Ludwig Carrasco Curíntzita celebra su centésimo estreno mundial con la grabación y presentación virtual del Concierto Arburola, para marimba y orquesta, del compositor costarricense Carlos Escalante-Macaya (Barcelona, 1968). La premier forma parte de la temporada Costa Rica Bicentenaria, que este año festeja, como México, el aniversario de su Independencia.
Esta obra tiene como solista a Dennis Arce, con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Heredia y fue grabada en julio de este año, para su estreno próximo, en el histórico Teatro Nacional de San José. La transmisión internacional, en línea, tendrá lugar el 23 de septiembre a las 21 h tiempo del centro de México (20 h de Costa Rica), a través de las páginas de Facebook y YouTube del Teatro Nacional de Costa Rica y de la Orquesta Sinfónica de Heredia:
Además, la presentación será televisada por cadena nacional, en Costa Rica, el 24 y 25 del mismo mes, a través del Canal 15 UCR, a las 21 h y 16 h (TCM), respectivamente (20 h y 15 h de Costa Rica).
La Orquesta Sinfónica de Heredia se ha distinguido por ser la única en el continente, y una de las pocas a nivel mundial, que se dedica exclusivamente a promover la música de los siglos XX y XXI –destaca el también violinista. Además, aborda en particular la música latinoamericana. Esta labor le ha merecido numerosos reconocimientos, entre ellos nominaciones a los premios Grammy Latinos.
“Por esto, es para mí un placer y un honor participar como invitado en esta temporada de celebración”, comparte el músico nacido en la ciudad de Morelia, Michoacán, de nacionalidad mexicana y española.
La agrupación interpretará el Concierto en mi bemol Dumbarton Oaks, de Igor Stravinsky, que –dice Carrasco Curíntzita– es una pieza de gran virtuosismo, inspirada en gran medida por los de Brandemburgo, de J. S. Bach. Cierra el programa el Concierto para cuerdas de Bacewicz, considerado su obra más importante, el cual –añade el director– posee una escritura brillante y exigente para los intérpretes, y a la vez, un equilibrio entre la tradición y la modernidad.
“El repertorio aborda tres ejes que para mí son muy importantes: el establecido, con la obra de Igor Stravinsky (1882-1971); la presencia de las compositoras, con Grazyna Bacewicz (1909-1969) y la creación contemporánea. Todo ello pensando en una dotación y tamaño instrumental apropiadas para poderse llevar a cabo durante la pandemia”, advierte.
Sobre su estreno mundial número 100, Carrasco Curtíntzita repara en que su experiencia en este sentido dio inicio en 2010, en Estados Unidos, con la obra Cordillera, del compositor norteamericano Eli Fieldsteel. En adelante agregaría a su acervo de premieres un sinnúmero de obras reconocidas; las más emotivas para él –dice– son las cuatro óperas que ha llevado por primera vez a los oídos del público, tres de ellas de compositores y compositoras mexicanas: La creciente, de Georgina Derbez; Riesgo, de Rogelio Sosa; Luciérnaga, de Gabriela Ortiz, y The King’s Journey, de Bobbie McKay.
“Honestamente, nunca me propuse llegar a una cifra específica de estrenos, pero ahora que veo que el Concierto Arburola marca mi estreno número 100, me emociona mucho. Trabajar con los compositores vivos implica una interacción constante y un proceso creativo muy gratificante, mientras se le da vida a la composición. Estoy muy agradecido con aquellos que han confiado en mí para interpretar sus obras en estos años”.